Entre los muchos cambios que el lado social de Internet está provocando encontramos la democratización del desarrollo de productos a través del fenómeno de la finaciación colectiva o crowdfunding. Gracias a él hemos conseguido que lo que importe realmente para lanzar un proyecto no sea si hay un gran inversor detrás de él, sino una comunidad. Una comunidad que con una pequeña aportación pueda sacar adelante un proyecto.

Es decir, en lugar de pedir a 1 persona que ponga 100.000€, pido a 10.000 personas que inviertan 10€ en la preventa de un producto.

El crowdfunding puede adoptar muchas formas, pero en todas ellas tiene una cosa en común: sustituye la necesidad de un prestamista poderoso por la participación de muchos pequeños agentes. Refleja el poder que puede alcanzar una comunidad unida por una causa de interés o persiguiendo el beneficio común.

En internet esta pequeña comunidad es más fácil que pueda comunicarse entre sí y conocer proyectos que son de su interés. Y gracias al acceso de los procesos de fabricación y producción la financiación colectiva por fin es aplicable al desarrollo de nuevos productos.

CASOS DE ÉXITO: EL COSMONAUT

Hay múltiples ejemplos aplicables a este concepto. Uno de ellos es el caso del puntero para pantallas táctiles “Cosmonaut”. comenzó como una entrada en un blog bajo el título “cómo hacer uno mismo un lápiz para pantallas táctiles” y se transformó en un proyecto que unió a una comunidad.

Para poder iniciar la fabricación de una cantidad mínima eran necesarios 50.000 dólares, se ofrecía un lápiz a todo aquel que donase al menos un dólar y la entrega estaba condicionada a que la fabricación industrial pudiese llevarse a cabo.

La ventaja para el donante es que en ese momento podía pedirlo anticipadamente al precio mínimo de un dólar. Si embargo, había quien prefería aportar 10 ó 20 dólares porque su interés no era sólo conseguirlo lo más barato posible sino que el proyecto reuniera los fondos necesarios y ser partícipe del éxito.

El proyecto reunió los fondos necesarios para iniciar la fabricación del puntero. En caso de que el proyecto no hubiese reunido la cantidad necesaria para iniciar la fabricación se habría cancelado y todas las donaciones se habría devuelto. Todo aquel que aportó al menos un dólar recibió el suyo para agradecer la ayuda en la financiación del proyecto mientras que el precio final en el mercado fue 25 dólares. Hoy ya están vendidas todas las unidades y gracias a todos lo que creyeron en este producto, hoy en día podemos disfrutar de él en el mercado.